sábado, 13 de enero de 2018

SIN DECIR NADA / Darío Ruiz Gómez





SIN DECIR NADA

Darío Ruiz Gómez

No es un imbécil quien  adecua  sus palabras  a su inteligencia,  recuerda  Simone  de Beauvoir, por eso  un mal crónico en nuestra política es el  intento de  despistar al público recurriendo  a la ampulosidad verbal   tratando  de demostrar  inteligencia cuando en realidad se está encubriendo un notorio déficit  mental. Al preguntarle sobre el programa económico de su gobierno  el entonces  Presidente  Valencia respondió: “La vida es una copa para todos llena” Era la agonía del llamado “veintejulierismo” y  la entrada en escena de otras verborreas  como las de la extrema izquierda que  desde hace  sesenta  años – nada menos -  trata  de disimular su precariedad  intelectual recurriendo al más desgastado cliché : “combatir el imperialismo norteamericano” sin que  hayan  propuesto algo concreto sobre nuestra realidad.  Hoy,  como lo constatamos  cada día,  la llamada fábrica de mentiras  ha corrompido de tal manera el lenguaje de la comunicación que  la ciudadanía  consciente desconfía de  los  periódicos,  boicotea los  noticieros  de  t.v.  El sofisma  igualitarista  para el cual  “todo es cultura”  y que por lo tanto,  sin haber estudiado, cualquiera   es “culto” ha conducido a la banalización de la cultura  y de la democracia.  Señalaba un columnista español el caso de Jordi Pujol Soler  acusado de  blanqueo de capitales, fraude fiscal, etc   quien orondamente  acaba de publicar  un  texto “Sobre la honradez”  siguiendo  la práctica  tan extendida  del mentiroso compulsivo  tan en boga en la vida política   a través del lugar común: “Combatiré la corrupción”  para  desacreditar   la verdad  con la complicidad  con que  se borran  los  delitos  personales  a conveniencia y se elude la verdadera dimensión de los problemas nacionales.  Como ya ha señalado la opinión pública  el  llamado  programa de la alianza Fajardo-López  no es una demostración de conocimiento de  nuestra problemática, ni una propuesta de lo que debe ser la nueva izquierda  para edificar una democracia participativa sino un  patético  saludo a la verdad posmoderna, eludiendo la responsabilidad de adentrarse crítica y científicamente  en el desolado país  en que nos abandona  Santos.  ¿No es necesario explicitar de parte de Claudia López y de Fajardo  su defensa del  movimiento  gay, -entre otras cosas porque hay gay de derechas, pobres y ricos - como verdadera  afirmación del respeto a la pluralidad? Ser decente no es una definición  que  a priori se pueda arrogar  alguien para sí, lo que Jesús llamó “sepulcros blanqueados” sino una respuesta   ética  en cada situación  o sea condenando explícitamente  el  contratismo, los  sobrecostos  en las obras públicas, respetando  las veedurías ciudadanas,  la autonomía de la justicia, atacando  las alianzas entre criminalidad  y  finanzas,  en momentos en que la crisis  económica  nos ahoga  y  aumenta la miseria y  se empobrece la clase media.  

A César Gaviria agradecemos su grandeza de alma al salir del clóset y mostrarnos  públicamente  su marido  pero  ¿No es necesario legitimar en el lenguaje del ideario  liberal  el derecho inalienable  a esta pluralidad  sexual  mostrando su vigencia como derecho consagrado para cualquier  ciudadano  y no sólo para unos cuantos supuestos “elegidos sociales”? ¿No es necesario explicitar  la condena a la violencia contra las mujeres anónimas, la inaudita crueldad contra los niños? ¿Qué democracia podría nacer sin el rescate del campesino, del artesano, del minero,  sin la urgente  discusión  de la cuestión  territorial?  La tarea para permitir  una sociedad más incluyente  y para  rescatar la dimensión ética de la política  no puede  darse como  un  show  Pop tal como se está dando  en el cual  a su antojo  los políticos  termina por  transformarse  en clowns  de la farsa mediática. 

P.D. El país no puede perder la oportunidad  de  tener con Iván Duque  el Presidente esperado..

   

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